Inmersas en la nueva realidad que supone la convivencia con un nuevo virus y con las medidas adoptadas por el Gobierno de Guatemala para enfrentarlo, mantenemos una conversación digital, pero no por esto menos cálida, entre PBI y tres mujeres defensoras, integrantes de Tzk’at – Red de Sanadoras Ancestrales del Feminismo Territorial Comunitario de Iximulew: Lorena Cabnal, Álex Vázquez y Telma Iris Oloroso.

La Red de Sanadoras cuenta con 7 integrantes activas, mujeres originarias de los pueblos maya y xinka, que desde una pluralidad de edades, experiencias y saberes se han unido en la búsqueda de dignidad para las defensoras del territorio cuerpo tierra y en la búsqueda de sanación como camino cósmico político.

A través de la pantalla, Lorena, Álex y Telma nos comparten que “Tzk’at (Red de la Vida en idioma kiché) es una palabra que nos teje y nos entreteje en una dimensión de reciprocidad, reconociéndonos con la tierra, con el aire, con el fuego y con la pluralidad de existencias. Reconocer la pluralidad de la vida y la pluralidad de los saberes que existen en las comunidades y que se complementan y entretejen entre sí, es parte del Tzk’at. En el Tzk’at están las relaciones cósmicas y espirituales milenarias que pasan de generación en generación y la memoria de las luchas y resistencia de los pueblos que, especialmente las mujeres, traen a la vida política y cotidiana y a las luchas y resistencias actuales”.

Nos comparten que las mujeres que participan en la Red de Sanadoras se han convocado a partir de las violencias vividas en sus territorios, pero también de las violencias vividas en sus propias historias personales. “Nos hemos juntado reconociendo las hermosas posibilidades que nos dejaron nuestras abuelas para sobrellevar y levantar nuestro espíritu, convocar la alegría y convocar la sanación. Nosotras decimos en q’eqchi: lain ut laat, laat ut lain. Tú eres yo y yo soy tú”.

Ser defensoras de esta forma de vida y de la conciencia milenaria ancestral, y además ser mujer o tener un cuerpo plural, sigue siendo motivo de riesgo y de doble discriminación en la Guatemala de hoy en día. Por esta razón, PBI empezó en 2018 a brindar acompañamiento internacional a las mujeres defensoras que conforma la Red de Sanadoras.

En esta ocasión, Lorena, Álex y Telma van tejiendo las palabras conversando y compartiendo acerca de cómo la Red de Sanadoras está acuerpando a distancia, debido a la nueva realidad impuesta por el confinamiento, a las defensoras en riesgo político.

PBI: ¿qué ha supuesto para las mujeres defensoras como vosotras la aparición de una pandemia viral en un país como Guatemala, caracterizado por un contexto político y social previo de exclusión y violencia, especialmente hacia los pueblos y las mujeres?

AV: la aparición de la pandemia ha representado una preocupación y nos ha empujado a tomar medidas para resguardar nuestra salud. Sin embargo, desde el primer momento en que escuchamos las medidas impulsadas por el estado para hacer frente a la pandemia, las preocupaciones por el virus se volvieron secundarias. Nuestras preocupaciones personales y políticas como Red de Sanadoras se centraron en la resistencia de los pueblos y en como hacer para sobrellevar nuestras resistencias personales y colectivas con todo lo que significa estar confinadas y en el encierro.

Conociendo como este estado, racista y patriarcal, ha criminalizado, perseguido y asesinado a defensores y defensoras, visualizamos como iban a llegar tiempos de tener que sostenernos a nosotras mismas y a otras hermanas en procesos muy duros a nivel emocional y espiritual.

El primer día que el gobierno anunció las medidas que iban a impactar sobre nuestras acciones políticas, realizamos una ceremonia, pidiendo a los abuelos, abuelas y abueles conservar la salud mental, espiritual y emocional que nos sostendría en caso de resultar afectadas por el virus, pero también, y en otra dimensión política, nos apoyaría en enfrentar los impactos de las medidas gubernamentales sobre nuestras resistencias, nuestras luchas y nuestra cotidianidad. Pedimos esta fuerza mental, espiritual, física y emocional porqué sabíamos que se iban a despertar memorias muy duras para las defensoras.

Personalmente, cuando empezó la pandemia, fui al mercado a comprar la cantidad máxima posible de plantas, incienso y candelas. Lo segundo que hice fue preparar vinagre, tintura y otros elementos que creo indispensables para mi sostenimiento. Entre las acciones políticas la primera fue hacerme de mis propios elementos de sanación, y eso me dio mucha fuerza y mucha potencia.

TO: con el paso de las semanas, vimos cómo se vino a agravar la situación tanto emocional como física de las mujeres en los diferentes territorios y cómo se iba incrementando la necesidad de acompañamiento en este contexto de confinamiento.

LC: en los territorios vemos cómo no sólo las mujeres, sino también los abuelos, los médicos ancestrales y las comunidades en su pluralidad se están acuerpando a través de procesos de sanación cotidianos, que son parte de la sabiduría ancestral de los pueblos y vienen como memoria de oralidad sanadora espiritual. Si no hubiesen mujeres hoy en las comunidades acuerpando los procesos de sanación contra el virus, el sistema de salud del estado colonial guatemalteco estaría aun más colapsado de lo que está.

PBI: Hablando específicamente de la Red de Sanadoras, ¿qué han supuesto la pandemia y las medidas establecidas para su contención? ¿cómo han cambiado vuestras acciones de acuerpamiento?

AV: A pesar de las medidas estatales que han impactado sobre nuestra cotidianidad, para mi fue vital acompañarnos como defensoras. Como Red de Sanadoras hemos estado acompañando a hermanas de África, a hermanas lencas de Honduras, a hermanas del territorio mexicali y de diferentes territorios originarios de la munda. En mi caso, en este tiempo acompañé más fuertemente a hermanas kanjobales y a hermanas de los pueblos q’eqchi y poqomchi. A pesar de las medidas estatales, las defensoras tenemos la reciprocidad política, la creatividad política y la conciencia política. Percibir esto para mi ha sido vital, porque me ha permitido seguir realizando acciones sin ponerme en riesgo y sin poner en riesgo a otras compañeras. Y no hablo solamente del riesgo de salud por la pandemia, sino del riesgo político que deriva de la aplicación de las medidas estatales que vulneran específicamente la realidad de las defensoras. En estos meses, hemos tenido que acompañarnos entre defensoras a la distancia, a través de llamadas, que a veces han llegado a durar más de 5 horas, donde hemos estado acuerpándonos a través de la escucha. En otra ocasión, opté por grabarme en vídeo mientras animaba frente al fuego el espíritu de la compañera que estaba apoyando, para luego compartir el vídeo con ella. Otras veces, me he ayudado con una foto acompañada de un texto que me colaborara a animar el espíritu de la compañera y a aportarle con ideas. Ha sido muy fuerte tener que acompañar de esta forma, pero al mismo tiempo me ha llenado de alegría porqué me ha hecho sentirme menos encerrada y cooptada por el estado nación colonial y sus determinaciones. Aunque hay mucha tristeza y mucha necesidad de replantearse un sin fin de cosas a nivel político, celebro todo lo que hemos logrado hacer y la imaginación y la creatividad política que hemos descubierto para seguir acompañándonos.

TO: como Red de Sanadoras acompañamos, acuerpamos desde nuestros territorios y desde los lugares donde habitamos políticamente, espiritualmente y físicamente a compañeras que están viviendo en el riesgo político por defender la tierra, el territorio, los bienes naturales, los derechos de las mujeres. Para acompañar como Red traemos el hilo de la memoria de los saberes ancestrales, de las abuelas ancestras que en su momento nos dejaron esta sabiduría medicinal, espiritual y política. Es importante traer este hilo de la memoria de los saberes ancestrales, compartir el saber de una planta, de los jabones ancestrales, de los aceites, de las diferentes hierbas medicinales que existen en los pueblos y en los territorios. Desde allí acompañamos, compartiendo una receta medicinal, un jabón ancestral, aceites naturales para acuerpar a las compañeras cuya situación, de alguna manera, se ha agravado a causa del confinamiento por el Covid-19. Pero también, como comentaba Álex, desde la Red nos hemos conectado espiritualmente desde la luz colectiva de nuestras ceremonias para acompañar a mujeres defensoras en los diferentes territorios, desde nuestras velas encendidas en nuestros territorios,

LC: estamos acuerpando los casos covid positivos pero no solo, también estamos despertando la memoria inmunológica en las comunidades. Para nosotras es importante hacer la sanación de manera política, no solamente ahora en tiempo de coronavirus, sino antes también. Por ejemplo, los pueblos no consumíamos en nuestra memoria ancestral azúcar. El azúcar es una de las imposiciones coloniales capitalistas que se introdujo en la vida de los pueblos ancestrales y que es sumamente adictiva y que es brutal contra nuestro hígado, nuestro páncreas, nuestras venas y arterias. Algo que recomendamos, tengamos o no síntomas, es reducir la ingesta de azúcares. Es algo a trabajar políticamente, relacionando el hecho que las tierras donde los grandes ingenios que cultivan la caña de azúcar han sido tierras usurpadas por terratenientes para dedicarlas a monocultivos. Los procesos de sanación pasan también por procesos de desintoxicación. Frente al coronavirus es algo necesario tanto si estamos viviendo la enfermedad pero también como proceso preventivo, ya que el azúcar es comida de virus y bacterias. También planteamos que es importante reducir los niveles de grasas saturadas que comemos, haciéndolo un acto político y entrando en otra dimensión de conciencia que vincula estos actos cotidianos con la memoria del despojo que hemos vivido los pueblos. Relacionamos esta alimentación con como se está arrasando la memoria alimentaria de los pueblos, en la cual los productos procesados están desplazando la relación alimentaria con frutas, tubérculos, semillas, flores, cogollos, hojas. Toda esta pluralidad de plantas, que es lo que comemos los pueblos, fortalecen la inmunidad que es la respuesta contra los ataques de virus y bacterias con los cuales estamos conviviendo desde hace millones de años. Lo que pasa es que hoy la irresponsabilidad del poder sobre la naturaleza ha cambiado los ciclos de la vida, contaminando las aguas, el aire, la tierra. Entonces los virus y bacterias tienen otras manifestaciones hacia nuestros cuerpos. La manipulación de virus y bacterias también tienen una raíz capitalista. Si despertamos nuestra memoria alimentaria, ésta nos va a colaborar para tener cuerpos fortalecidos frente al covid.

PBI: ¿Cuales son las principales preocupaciones que habitan en este momento a la Red de Sanadoras?

AV: las defensoras tenemos muchas emociones y miedos frente a la pandemia, a las medidas del gobierno, al confinamiento. Es importante tener claro que hay una construcción del miedo pandemico que se ha hecho global, es una herramienta de control poblacional mundial. Recordemos que cuando el miedo se acoge en el cuerpo va a hacer que nuestro cuerpo produzca hormonas, entre los cuales la cortisona, responsable de tener estrés y generar tensión. La sabiduría de los pueblos nos llama a que reflexionemos que el miedo es una herramienta de control. Sanar no solo el covid y el miedo que nos da el covid, sino sanar los impactos del extractivismo, las relaciones de poder sobre los cuerpos.

LC: una preocupación es que esta pandemia y el confinamiento está dejando una memoria en nuestro cuerpo que tenemos que mirar también en el mediano y largo plazo. En el caso de defensoras que estamos en situación de resguardo por el riesgo que sufrimos, tal vez en casas de acogida, y fuera de nuestros territorios, estamos viviendo un doble confinamiento, el legalizado y el que vivimos por el riesgo político. El confinamiento y las medidas del estado de calamidad también despiertan memoria de dolor y de los que fueron los estados de sitios en el periodo de la guerra contra insurgente.

PBI: ¿Hay alguna sugerencia concreta que, desde la Red queráis trasladar a las defensoras para acuerparlas en la distancia?

LC: invitamos a acceder a la naturaleza, a cultivar nuestras propias plantas y realizar procesos de respiración consciente con plantas, por ejemplo con albahaca, que es un antibiótico natural. Esto nos ayuda a armonizarnos con la naturaleza y colabora como prevención frente al coronavirus e incluso en procesos de enfermedad. Conectar la memoria sanadora con las plantas en este lain ut laat, laat ut lain. En este contexto en que la vida está en riesgo, necesitamos desarrollar la consciencia de que nuestro cuerpo y corporalidad necesita estar fortalecida a través de la alimentación consciente y el uso de plantas que despiertan la memoria ancestral y complementan los aportes de los medicamentos. Nosotras estamos tejiendo una red de plantas que sostengan a las personas mientras se están medicando con medicamentos occidentales. Estamos pasando un momento en que nos tenemos que acompañar de ambas medicinas, sin perder la consciencia de lo que suponen los fármacos capitalistas para nuestras comunidades.

AV: llamar a que no nos olvidemos descalzarnos en la tierra, a que no olvidemos llorar ante el fuego, reír ante el fuego, agradecer, a que no olvidemos nuestros principios de cosmogonía. A que aprovechemos este tiempo para traer la conciencia y no regresar a los hábitos de contaminación y explotación, sino a recuperar la relación con las plantas, el agua y las piedras y sanar en un sentido cósmico, poniendo el cuerpo en otra vibración energética que permita superar el miedo con creatividad política y reconociendo con calma que no sabemos qué hacer, porque este reconocimiento nos lleva a una dimensión de búsqueda. Invitarnos a reconocer nuestros procesos emocionales y a fortalecer la multi dimensionalidad que hay en nosotras.

LC: Estamos invitando, convocando a las hermanas defensoras a acudir a las mujeres con sabidurías plurales en sus familias y comunidades, a fortalecer las relaciones con las mayoras, las abuelas, comadronas ancestrales, las hierberas, sanadoras, guías espirituales, médicas indígenas, para que ellas compartan su experiencia de cómo han vivido y sobrellevado otras pestes y que a través de la oralidad se conozcan formas y prácticas de medicina ancestral Maya. Invitamos a la niñez y juventud para que desde su curiosidad sanadora vayan también despertando el deseo y las maneras ancestrales. Para nosotras esto lo llamamos “El despertar de la memoria Sanadora de nuestras ancestras”, para volver a creer, sentir, constatar que las plantas y las fases lunares, las plantas y los pensamientos, las plantas y los neurotrasmisores, las plantas y el funcionamiento del sistema linfático e inmunológico. Es posible despertarse y crear inmunoglobulinas o defensas que nos colaboran con el cuerpo para estar alentadas y seguir nuestras resistencias contra el patriarcado capitalista neoliberal y pandémico del Covid19, y contra las industrias extractivas, es decir la fuerza y energía por la defensa de nuestro territorio cuerpo-tierra.

Porque sanando tu, sano yo, sanando yo, sanas tú, sanamos todas.

 

Si quieres profundizar, escucha en este vídeo las reflexiones y recomendaciones de la Red de Sanadoras Ancestrales del Feminismo Comunitario Territorial desde Iximuew para la sanación y prevención del covid-19.