Esta entrevista se realizó el 22 de mayo de 2018, durante una visita al Centro de Detención Preventiva de Cobán, Alta Verapaz, donde se encuentra encarcelado desde finales de enero, acusado de detenciones ilícitas y robo agravado, el líder comunitario q’eqchi’ Bernardo Caal Xol, miembro de la Resistencia Pacifica de Cahabón. El caso de Bernardo, según Greenpeace España otras organizaciones, constituye un claro ejemplo de criminalización de quienes protagonizan la lucha contra proyectos en los que no se ha consultado previamente a las comunidades, tal y como estipula en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Durante la audiencia del 22 de mayo, el Juez del Tribunal de Cobán resolvió enviar Bernardo a debate oral y público, el cual se llevará a cabo en los próximos meses. El Bufete Jurídico de Derechos Humanos (BDH) está llevando a cabo su defensa técnica. 
 
Buenas tardes Bernardo, ¿cuáles han sido sus primeras impresiones de la cárcel?
En principio no sabía qué era la cárcel ni cómo era, por tanto me daba temor ingresar en ella. En mi primer día, de inmediato, tuve que empezar a hacer amistades. Uno tiene que aprender a convivir dentro de la cárcel, se puede decir que es tu nueva familia. Me sentía incomodo por el cambio de lugar, por haber pasado de mi casa a la cárcel. Cada día a las 5:30 a.m. suena la alarma general y los guardias realizan el conteo de todos los reos. No se puede llegar tarde. Yo una vez llegué un minuto tarde y me llamaron la atención. Después del conteo arreglamos nuestras camas, hacemos el aseo personal y a las 7:30 desayunamos. Luego, cada preso empieza a realizar sus actividades. Yo me pongo a escuchar noticias en mi pequeña radio hasta las 9:00, y después leo alguno de mis libros. También llegan los diarios impresos, que yo compro para actualizarme sobre la coyuntura nacional. La rutina es siempre la misma. La alimentación es muy mala y repetitiva. El encierro en general es tormentoso y los espacios muy pequeños. Durante un mes tuve que dormir en el puro piso, ahora tengo una cama muy pequeña, en litera. Dormimos todos amontonados. No duermo bien, solo alrededor de tres horas por noche y estoy seguro que eso traerá consecuencias en mi vida. En los baños hay tres tazas para 150 personas. La única diversión que hay en la cárcel es el fútbol, hasta los guardias tienen su equipo. 
 
 
¿Cómo se encuentra?
Aquí en la cárcel he aprendido a sobrevivir. Físicamente y mentalmente me encuentro muy bien, pero la cárcel está hecha para denigrar y para castigar. Al estar preso, la próxima etapa que uno espera aquí es la muerte. Estoy en constante peligro y desde que entré temo por mi vida, de todo lo que me pueda acontecer los responsables serán las empresas y el Estado de Guatemala, que sin fundamento me tienen privado de libertad. He bajado de peso y ya me he acostumbrado a ver siempre lo mismo, por eso prefiero leer y escribir. Quiero publicar mi biografía y escribir sobre la lucha del pueblo q'eqchi, cosa que muy pocos hacemos. Mi libro dirá toda la verdad. Hay muchas cosas que solo yo conozco y no quiero que se pierdan. Estoy seguro de que al pueblo le resultará interesante leer mi libro. Cuando me llevan a las audiencias para mí son momentos tormentosos porque vuelvo a ver la realidad y a tener contacto con el mundo al que yo pertenezco verdaderamente. Luego, cuando regreso a la cárcel, ya no quisiera ingresar. Me lleva alrededor de cinco horas asimilar nuevamente que estoy criminalizado y que mi estancia en la cárcel legitima la lucha del pueblo q'eqchi'. Mi estado de animo luego se normaliza nuevamente pero sí, es duro pasar por esos momentos, son traumas. La cárcel es una forma de socavar a una persona, maltratarla y mantenerla viva pero quitándole la posibilidad de saber lo que pasa afuera.
 
¿Cómo es su relación con los demás?
Tengo una buena relación con los guardias y con las demás personas aquí adentro. Uno poco a poco va conociendo las historias de cada uno y se hacen amigos. Hay mucha gente inocente que ha sido condenada y también no se puede negar que hay mucha gente que sí cometió crímenes.
 
¿A veces tiene miedo?
¿Miedo? ¡Desde que entré! No se saben los problemas que cada uno trae cuando viene aquí.
 
¿Qué le hace seguir adelante?
Lo que da espíritu de vida es la lucha que las demás personas llevan adelante, en contra de las empresas que despojan el territorio. Saber que los demás siguen luchando y que no estoy solo. Que hay personas pendientes de mi y que me acompañan organizaciones nacionales e internacionales. También poder demostrar a las personas que me tienen aquí que sí se pueden botar las mentiras que inventan las empresas y que el pueblo q'eqchi’ es un pueblo con dignidad que no se vende, sino que sale adelante ante cualquier adversidad. Estamos frenando los despojos que llevan las empresas. También me motiva servir como ejemplo para otras luchas y resistencias. 
 
¿Cómo está viviendo el proceso judicial?
A mí se me adelantó que iba a ser capturado antes de que aconteciera y me fui preparando desde que supe que estaba siendo acusado de robo agravado. Y cuando suspendían las audiencias y siempre cambiaban las fechas, entonces supe lo que estaban intentando hacer. Conocía los casos de las compañeras de Barillas, donde cambiaban fechas y suspendían audiencias, y el del compañero Abelino Chub en donde se dio el mismo procedimiento. Esto lo hacen para castigar más a las personas que se oponen a los proyectos y ponen las denuncias en contra de las empresas. Por lo tanto yo sabía ya todo eso, sabía que iba a ir a debate. Estos son los escenarios, y en este momento yo sí corro el riesgo de ser condenado aunque soy inocente. Ya me estoy preparando para eso, tengo que estar preparado mentalmente para cualquier escenario. La pregunta que me surge es: "¿a donde deberíamos irnos a quejar?" Si a mi me castigan por defender derechos del pueblo q'eqchi’ y me encarcelan por poner denuncias en contra de los que nos despojan y secuestran nuestros ríos y nuestras montañas, ¿a donde más podemos irnos a quejar?, ¿que más podemos hacer en contra de las discriminaciones y del racismo que imperan en este sistema? No hay ningún lugar donde ir a quejarnos, porque están pisoteando nuestro derechos. 
 
¿Qué piensa de las acusaciones contra usted?
Cuando uno mira todo lo que ha pasado en este proceso, se da cuenta de la criminalización. Primero, antes de mi captura, crearon paginas en las redes sociales para provocar odio hacia mi persona, para decirle a todo el mundo “este es un criminal”. Después pusieron denuncias en el Ministerio Público (MP), emitieron la orden de captura, que también fue publicada en las redes sociales y en los medios de comunicación a los pocos minutos de que el juez la firmase. No es algo público, alguien tuvo que haberlo mandado a los medios de comunicación para que lo publicaran. Mi pregunta es: "¿Quién fue?". Los medios de comunicación dieron una cobertura exagerada sobre mi caso. La finalidad es fomentar el odio social y etiquetarme de delincuente, criminal, y así socavar el liderazgo que tengo. Así miles de guatemaltecos ya piensan que soy un criminal, ya estoy condenado. Luego, cuando lograron capturarme, inició el trabajo de mantenerme en la cárcel, con las tácticas dilatorias para seguir castigando a una persona. Lo mas preocupante es la condena, ¿por cuántos años pueden condenar a un inocente? 
 
Según su criterio, ¿cuáles son los errores del proceso?
Las acusaciones que me mantienen en prisión están relacionadas con hechos que sucedieron en octubre de 2015. Cuatro trabajadores de la empresa Oxec, dicen que fueron retenidas y robadas por un grupo de comunitarios liderados por mi persona en un lugar conocido como “el Puentón” en el municipio de Cahabón. Aunque los hechos sucedieron en 2015, los demandantes presentaron la denuncia en junio de 2017, porque supuestamente me vieron en la televisión y me reconocieron.
Yo nunca negué que ese día estuve en una reunión en Secatalcab, cerca del Puentón, porque dos días antes habíamos descubierto que estaban empezado a construir la presa Oxec II y entonces habíamos decidido reunirnos para ver lo que estaba pasando. Cuando yo llegué, algunas personas habían ido al río, y yo fui a llamarles para que volvieron a la reunión, pero no robé ni asalté a nadie ahí. A parte, yo ese día llegué a Secatalcab alrededor de las 12 h no a las 8:30 h como dicen los querellantes que me están denunciando. Nunca supe de ningún robo hasta ahora, dos años después. 
Además, una de las partes querellantes, en una primera denuncia dijo que le habían llamado por teléfono durante los hechos y después, en otra denuncia, dijo que estaba presente. Sin embargo el juez no valoró todo eso. El juez afirmó que tenía dudas sobre el caso, pero en caso de duda, normalmente debería favorecer al reo, no a los querellantes. Deberían tener pruebas serias y contundentes en mi contra, pero solo tienen las declaraciones de los testigos de la seguridad privada de la empresa Oxec, la misma empresa que yo denuncié, y algunas fotos que tomaron dos años después del Puentón, en donde supuestamente sucedieron los hechos. Nada más. 
 
¿Cuáles son sus expectativas de futuro?
Todo es muy incierto, no se sabe qué va a pasar porque no se trata de una cuestión legal. Es una cuestión política, de las empresas y del Estado. Legalmente se tendría que caer el caso, pero tiene implicaciones políticas, entonces no se sabe qué va a pasar. Otro caso que intentaron poner en mi contra fue cuando me acusaron de recibir un salario de maestro sin ir a dar clases. Ese fue el primer caso de criminalización que montaron, con eso quisieron verme en la cárcel, pero como no les funcionó, armaron este otro paquete en mi contra. Y si este proceso tampoco saliese, seguramente sacarían otro que ya me imagino estarán preparando, para que esté preso más tiempo. Todo es un montaje .
 
¿Está enterado de las acciones que las y los compañeros de la Resistencia están llevando a cabo?, ¿qué efecto tienen en usted?
Conozco muy poco, es muy poca la información que me llega, pero siempre que viene gente que me cuenta lo que pasa afuera me anima, me mantiene fortalecido, y mientras eso suceda yo hasta puedo permanecer encerrado, pero el día que los compañeros abandonen la lucha o a mi persona, habrá repercusiones.
 
¿Qué apoyo recibe desde afuera?
Mi familia viene una vez por semana a visitarme, mi esposa me trae la comida que siempre me ha gustado, del área rural a la cual estoy acostumbrado. Los efectos de todo esto hacia mi familia, las repercusiones, solo se sabrán después de que pase un tiempo. Todo el estrés tendrá sus efectos, así como las preocupaciones y el haberme alejado de mi familia. 
Los compañeros de lucha no han venido mucho por la distancia y por lo económico. Cahabón esta lejos de Cobán, es un viaje de 2 o 3 días ida y vuelta desde las comunidades, sale muy caro. También no han venido porque a cualquier persona le da miedo entrar en una cárcel, y más a una persona indígena que no habla castellano. La gente además está involucrada en la Resistencia, trabajando en los territorios, lo que quita mucho tiempo. 
Me ha visitado la Procuraduría de Derechos Humanos (PDH), la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), UDEFEGUA y el Colectivo Madre Selva. La Relatora Especial sobre los derechos de los pueblos indígenas de Naciones Unidas también me visitó. Le entregué mis denuncias y documentos donde se cuenta la persecución que he vivido, y lo más importante es que en su informe haya mencionado la criminalización. Eso significa que tuvo muy en cuenta lo que yo denuncié. Todas estas visitas me dan fuerza. El hecho de saber que no estoy solo me hace sentirme respaldado, aunque no solucione el problema. 

¿Hay algo más que nos quiera contar?
El encarcelamiento no me desanima. Junto con mis compañeros estamos tocando partes medulares de la cooptación y de la corrupción, que imperan aquí en Guatemala, y nos estamos defendiendo de los despojos. Todo se ha hecho bajo el paraguas de la corrupción, para despojarnos de nuestros ríos. La corrupción es estructural. Todo empezó con Erick Archila, ex- ministro de Energía y Minas del Partido Patriota, que es el quien autorizó a las licencias que ahora nos tienen en conflicto. Si él no hubiera autorizado, los ríos seguirían intactos. Es el Gobierno, el Estado. Con las denuncias nosotros estamos tocándole al corazón a las grandes mafias, a los grandes intereses del país, y es eso lo que les molesta. Por eso estoy en la cárcel. Si la justicia fuera equitativa en Guatemala, estarían en las cárceles todos los que firmaron la autorización para el secuestro del río Cahabón y el robo de las tierras.